Por Bruno Cortés
A ver, vamos a hablar claro. Esta semana, el Congreso se encendió —y no por una reforma polémica ni por una votación apretada, sino por algo que viene desde el norte: un spot antiinmigrante de la secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Kristi Noem, que fue transmitido en la televisión mexicana. Así, sin filtro. Como si fuera cualquier otro comercial.
Y el que alzó la voz —y vaya que la alzó— fue Rubén Moreira Valdez, diputado federal y líder del grupo parlamentario del PRI. Con tono firme y palabras que no dejaron espacio a las dudas, dijo que permitir la difusión de ese spot en México es «inaceptable». ¿La razón? “A los migrantes se les está diciendo delincuentes. Eso siembra odio, entre países, entre personas, entre razas”, soltó ante los medios. Y tiene un punto. El video no sólo ofende a quienes migran por necesidad, sino que también deja al país como si no tuviera voz ni voto en cómo se le retrata en medios internacionales… ¡en su propio territorio!
Pero el enojo de Moreira no se quedó en el contenido del spot. Lo que más le molesta es la tibieza —así, tal cual— del Gobierno Federal. “¿Dónde está la nota diplomática?”, preguntó. ¿Por qué no se llamó a cuentas al embajador de EU? ¿Por qué no hay una postura oficial fuerte? Para él, todo se ha quedado en las palabras de “la mañanera”, y eso, con todo respeto, “no cuenta”.
Moreira pintó un panorama preocupante: un país donde el crimen organizado desfila impune, donde se prohíben narcocorridos pero no convoys armados, y donde parece que Estados Unidos puede decidir lo que pasa en nuestro suelo sin que nadie diga nada. “Eso es lo verdaderamente triste”, dijo. Y lo repitió más de una vez: la diplomacia mexicana está débil, desmantelada desde hace años.
De paso, aprovechó para darle un llegue al actual secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, de quien dijo que está “muy lejos de ser un gran canciller” y que Morena “despreció las relaciones internacionales”. Según Moreira, el país ha perdido aliados, ha roto puentes y ha dejado de tener voz en el mundo.
¿Y cómo va el Congreso? Pues según él, Morena actúa como “DHL legislativo”: les llega una iniciativa del Ejecutivo y la entregan tal cual, sin leerla, sin debatirla, sin pensarle tantito. Y eso ha llevado, dice, a leyes mal escritas, contradictorias y hasta con artículos duplicados. “Es un fraude legislativo”, sentencia.
El momento más inesperado de la conferencia fue cuando habló del Papa Francisco. Sí, el mismo que —según rumores falsos— había fallecido. Moreira lo desmintió, pero aprovechó para destacar su legado: poner en la agenda global temas como el medio ambiente, la pobreza y la migración. Todo eso que, dice, deberíamos estar discutiendo también aquí en México.
Moreira no es un político que se quede callado. Sus declaraciones reflejan un hartazgo que no es sólo suyo, sino de muchos que sienten que México ha perdido fuerza, dignidad y capacidad de respuesta en la arena internacional. ¿Será que sus palabras encuentran eco? ¿O todo quedará, como dice él, en un discurso más que se olvida al terminar la mañanera?
Así están las cosas en San Lázaro: con discursos encendidos, pero con un gobierno que, al menos según la oposición, no está dando la cara cuando más se necesita.