Por Bruno Cortés
En México, si te duele una muela, una pierna o el estómago, el Seguro Social más o menos te atiende. Pero si lo que te duele es la cabeza, no de migraña, sino de ansiedad, depresión o simplemente por estar sobreviviendo en este país tan desigual, ahí sí… buena suerte.
Esa lógica podría empezar a cambiar. La diputada Celia Esther Fonseca Galicia, del Partido Verde (PVEM), presentó una iniciativa en la Cámara de Diputados para que el IMSS incluya de forma obligatoria la atención integral de la salud mental como un derecho que debe cubrir el seguro social. Así, como quien dice, que la salud emocional deje de ser un lujo y se vuelva parte del combo completo de atención médica.
La idea es sencilla, pero poderosa: si ya pagas tu seguro social —o si estás registrado como beneficiario—, también deberías tener derecho a que te atiendan si tienes ansiedad, depresión, estrés postraumático o cualquier otra bronca emocional. No solo cuando ya estás en crisis, sino desde la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y hasta la reintegración social, con terapeutas, psiquiatras y demás profesionales.
¿Y por qué ahora? Pues porque el panorama es grave. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021, 17 de cada 100 personas en México tienen algún trastorno mental. Es más común entre mujeres y jóvenes, y aún así, solo el 2% del presupuesto de salud se va a este rubro. Para que te des una idea, la OMS recomienda al menos el 5%.
Y por si eso no fuera poco, el 75% de quienes tienen una enfermedad mental en México ni siquiera reciben tratamiento adecuado. A muchos les falta dinero, les faltan opciones o viven en lugares donde ni siquiera hay un psicólogo cerca. Según datos oficiales, en todo el país hay apenas 4 psiquiatras por cada 100 mil habitantes, cuando lo ideal, según estándares internacionales, es más del doble.
Entonces, la propuesta de Celia Fonseca no es menor. Si se aprueba, se modificaría la Ley del Seguro Social para que la salud emocional tenga el mismo peso que cualquier otra enfermedad física, con servicios continuos, accesibles, con perspectiva de género y enfoque de derechos humanos. Algo que, hasta hoy, suena a utopía en muchas clínicas del IMSS.
¿Esto resuelve el problema? No por completo. Pero es un paso que podría romper con el abandono histórico que ha tenido la salud mental en México. Porque cuando alguien se quiebra por dentro, lo peor que puede pasar es que el sistema de salud le dé la espalda.
Ahora la iniciativa fue enviada a la Comisión de Seguridad Social. Ahí se discutirá si se le da luz verde o se congela como muchas otras buenas intenciones. Mientras tanto, la crisis sigue, los números crecen y millones de personas siguen lidiando con sus emociones en silencio.
Quizá ya era hora de que el Estado deje de decir “échale ganas” y empiece a ofrecer ayuda real.