Por Juan Pablo Ojeda
En medio de un clima tenso por la inseguridad que aún se percibe en muchas zonas del país, el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha comenzado a mostrar sus primeros números en materia de seguridad. Y aunque las cifras de homicidios dolosos apuntan a una reducción tanto trimestral como semestral, el debate político no se hace esperar.
Según un análisis de la base de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), los asesinatos en México bajaron 5.04% en el primer trimestre de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior. Fueron 6 mil 799 homicidios registrados entre enero y marzo, 361 menos que en 2024. Si se compara con el trimestre inmediato anterior —el último de 2024, que coincide con el arranque de la administración Sheinbaum— la caída fue de 6.9%.
Desde que Sheinbaum asumió la presidencia el 1 de octubre, han ocurrido 14 mil 102 homicidios, lo que representa una disminución de mil 481 asesinatos en comparación con los últimos seis meses del sexenio de López Obrador. A primera vista, parece una buena señal.
La mandataria atribuye esta tendencia a su nueva estrategia nacional de seguridad, que será presentada formalmente por su secretario del ramo, Omar García Harfuch, esta misma semana ante el Senado. El enfoque es claro: inteligencia, coordinación y atención a las causas profundas de la violencia, sumado al fortalecimiento de la Guardia Nacional.
En su conferencia del martes, Sheinbaum insistió en que “la tendencia ya venía a la baja desde 2018”, pero que su administración ha logrado acelerar esa caída. Y los datos la respaldan: en abril, el promedio diario de asesinatos fue de 58.3, según cifras preliminares del SESNSP, frente a los 86.9 que se registraban en septiembre de 2024.
Pero ni los buenos números alcanzan para calmar la percepción ciudadana. De acuerdo con el Inegi, el porcentaje de personas que se sienten inseguras subió a 61.9% en el primer trimestre del año, frente al 61.7% del último trimestre de 2024. Es decir, aunque los homicidios bajan, la gente no se siente más segura. Y esa es una de las pruebas más duras para cualquier política pública: que se note en la calle, no solo en el papel.
La oposición, por supuesto, no se ha quedado callada. Ricardo Anaya, senador y líder del PAN en la Cámara Alta, lanzó una crítica directa: “Insisten en engañar a la gente con el cuento de que están bajando los homicidios, pero lo que no le dicen a la gente es que los están pasando a la categoría de desaparecidos”. La acusación se basa en las más de 120 mil personas desaparecidas registradas en la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), un dato que sigue siendo una piedra en el zapato para cualquier administración que hable de seguridad.
Además, el 55% de todos los homicidios registrados en lo que va del sexenio de Sheinbaum se concentran en solo siete estados: Guanajuato, Baja California, Estado de México, Chihuahua, Sinaloa, Guerrero y Jalisco. El mapa de la violencia sigue siendo desigual y con focos rojos muy activos.
En resumen: hay cifras que respaldan una mejora, pero también una ciudadanía que aún no lo siente. Y un sector político que pone el dedo en las cifras que faltan. El verdadero reto de la estrategia de seguridad de Sheinbaum será convertir las tendencias en certezas, y las estadísticas en confianza. Porque en un país como México, los números importan, pero la percepción también vota.